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Mostrando las entradas de noviembre, 2008

El Engaño de las Telecomunicaciones

Hace mucho tiempo era muy difícil poder comunicarse con un ser querido. Las cartas tardaban semanas, incluso meses en llegar a su destino. Era un mundo difícil, de espera, pues cuando la gente se apartaba por distintas razones, uno estaba largos periodos de tiempo sin saber nada de la otra persona. Yo nací en un mundo así, que no es muy lejano, pero era así. No existían los teléfonos móbiles, llamados celulares. A los 9 años me pareció que mi Padre, viniendo en una de esas pocas veces de visita, trajo un Biper. Simplemente era una maquinita para mensajes de texto (sms). Eso ya era algo muy nuevo. Luego ya cuando yo tenía 16 años los más jóvenes estaban adquiriendo celulares. Eran generalmente con lo de más dinero, y además los más "desadaptados", pues nadie tiene la menor idea de el porqué de algo así, para que alguien necesitaría de algo así. Si quiero ver a un amigo, llamo a su casa, si no está, alguien ya le avisará. Por último voy yo mismo a su casa, hasta que salga. Y en...

El campo de la muerte

Sólo cuando la tristeza aumenta y aumenta; sin dejar lugar para algún otro sentimiento, entonces es el perfecto campo para que crezca el odio sin fronteras; para que la mente empiece a imaginar las peores cosas. Cuando no se puede retener la esperanza y la fe, que es lo único que hace fuerte al amor, entonces sólo ganará el odio, el vacio y el dolor que nos carcomen poco a poco sin dejar mucho de nosotros. Si no nos quitamos el velo de nuestros ojos, que distorsionan nuesta visión por completo, que nos hacen creer que aquellas ilusiones son lo que queremos de la vida, entonces no podremos empezar con el cambio que tenemos que hacer. Cuando vemos que la realidad no es lo que se vé, sino es todo aquello que sentimos hacia los demás y lo que los demás sienten por nosotros, entonces habrémos dado un paso más. Y guardando en el recuerdo el cariño de nuestros seres queridos, amigos y parejas, veremos el milagro de aquella semilla que no es material, pero que sin embargo crece en nuestro in...

Soy un pedazo de carne, un conjunto de huesos

-Vas a sentir una pequeña presión. -Bueno, vale. -Empezamos por ese lado. -Ya. -Así... una pinzadita... -Ouch -Duele? -No, pero no me gusta esa presión contra mi cuerpo. -Va a ser rápido-dice la chica de al lado. Pum, zac, ouch, mi respiración es a mil por hora. Siento como la sangre me corre por la cabeza. -Listo-dice el doctor -ttouuas?-digo yo. -Si, ya salieron las dos. Al final las muelas del juicio ya salieron. La asistente y el doctor se despiden sonriéndo. Yo temblando, pues perdí algo de mi cuerpo. Alghedi p.d.: Viendo las cosas, siempre me pregunto porqué tenemos los seres humanos las muelas del juicio? Hay algunos con mucha suerte que ni si quieran se dan cuenta que "aquellas" muelas del juicio ya les salieron. Yo nunca eh visto un animal con muelas chuecas, ni mucho menos quejándose de dolor por las muelas que le salen tarde (tampoco pueden :D). La única respuesta que me puedo dar es que estamos predestinados a perder un par de dientes, siendo por peleas, accidente...

Cuando las palabras no quieren salir

En lo profundo de mi ser, en la parte más sensible de mi mente y corazón siento la necesidad de buscar lo inevitable. En los golpes del corazón se reconoce cuan dependiente me he vuelto. Ya nada es como antes, y deje de ser un todo. Ahora necesito de lo inevitable. En la presencia de tu ser encuentro lo que me falta, eres como un recipiente que da forma a las aguas que antes discurrían por todos lados y que se deseaban estar juntas. Abriendo los ojos y viendo el mundo sólo se ven cosas que engañan, pero cuando se cierran ellos, y la mente sueña, y el corazón siente, me doy cuenta del verdadero valor de todo. Los golpes de la vida te vuelvan más fuerte, se dice. Pero en realidad sólo te vuelven más duro. El corazón se protege, ya no se muestra como antes. Se cubre de mantos que lo protegen, pero sin darnos cuenta, esos mantos podrían ahogarlo, dejándolo moribundo. Alghedi