Cuento: Luna de Oro
Luna
de Oro
(Autor: Juan Carlos Peñafiel Suárez)
Lima, Perú
Luna
de Oro es una ciudad como ninguna. Empezando con el nombre, que
parece ser una contradicción, pues el color dorado y el color
plateado de la Luna se excluyen. Pero este es su nombre y hay muchas
razones por haber sido llamada así. Los habitantes de Luna de Oro
amaban la naturaleza. Es que puede ser que viviendo en Luna de Oro
uno sintiera un amor porfundo por la naturaleza. Para el lector debe
ser complicado imaginarse algo así, o quizá no. Uno puede estar
pensando en el jardín de la casa, en el parque cerca de la casa, en
el bosque fuera de la ciudad o en la selva situada mucho más lejos.
Cabe decir que todos los habitantes de Luna de Oro no creían que era
necesario estar en algunos de estos lugares para estar en contacto
con la naturaleza. Cualquier
lugar es bueno, pues la naturaleza está en todas partes. Pero
para que el lector tenga una idea exacta de qué era lo que los
habitantes de Luna de Oro amaban, debo hacer aquí una explicación.
Luna
de Oro, según mi opinión, está ubicada en la parte o una de las
partes privilegiadas del planeta. Digo según mi opinión porque el
clima y la ubicación geográfica hacen para mi de Luna de Oro el
lugar perfecto para vivir. Aunque para los habitantes de Luna de Oro
escuchar la frase „lugar privilegiado“ para asignar un lugar no
tiene sentido. Todos los lugares del mundo son para ellos naturaleza
y por eso no hay lugar privilegiado. En Luna de Oro hace todo el año
calor, por eso no hay necesidad de vestir una chaqueta o casaca, mas
que en las noches cuando hay mucho viento. Según ellos, sólo hay
seres vivos en el lugar equivocado.
Luna
de Oro está situada en la costa, a algunos cientos de metros de la
orilla del mar, sobre una pequeña colina a más o menos 100 metros
sobre nivel del mar. Cuando uno está en el medio de esta ciudad,
mirando el mar, puede ver a la izquierda un acantilado de unos 300
metros que se encuentra algo alejado de la ciudad. Este acantilado
era una de las razones por la cual la ciudad se llamaba Luna de Oro.
La luna se veía siempre en diferentes posiciones del cielo en la
noche, pero cuando era luna llena, salía exactamente a nivel del
acantilado. Era como si estuviera naciendo del acantilado. Este
espectáculo era impresionante: ver la luna llena y en tamaño
gigante, saliendo por el lado del acantilado, mientras las olas del
mar se escuchaban ferozmente, muchísimas más fuertes que de día.
Sentir el viento y brisa del mar en el rostro y cuerpo y poder el
aroma del mar combinado con el de los árboles y sus frutos. Todo
esto era un expectáculo maravilloso, un teatro natural po el que
todos los habitantes de Luna de Oro se inclinaban agradecidos de
estar vivos y sentir tanta dicha. Pero aún falta explicar porque el
nombre de Luna de Oro. Luna de Oro se debía a que en la ciudad
existía una parte desde la cual, si uno prende una fogata, esta
pareciera quemar la luna cuando esta se encontra en luna llena. Es
como ver una luna ardiente, una luna dorada ardiente, una luna que
podría ser llamada sol, pero a diferencia de este, a esta luna
ardiente se le podía observar todo el tiempo sin sufrir daños en
los ojos. Es por eso que en esa parte de la ciudad se hacían
fogatas, donde los pobladores charlaban o los mayores contaban
historias, cuentos o una mezcla de ellos, a los menores. La gente se
ponía también a tocar instrumentos y a bailar y cantar. Esta fiesta
siempre era segura cuando había luna llena, y también otros días
solían los pobladores reunirse en aquél lugar. De esta manera el
nombre Luna de Oro pasó a ser para mucho un nombre místico, pues
era la interacción entre el hombre y la naturaleza hecha palabras.
Por esta razón todo habitante de Luna de Oro respetaba y amaba la
naturlaza, pues sentían desde muy pequeños la increíble fuerza
del mar, la imponencia de aquel precipicio, la magnitud de la luna,
el peligro que provenía de ciertos animales, también como sus
habilidades para sobrevivir. De todo eso venía el respeto y el amor,
pero para el amor habían muchas más razones: la dependencia de la
naturaleza. (esta les proporcionaba todo lo que ellos necesitaran),
la alegría que causaba ver la luna y esa tranquilidad interior, lo
gracioso que eran los animales. Hay muchísimas cosas más por la
cual los habitantes de Luna de Oro estaban agradecidos a la
naturaleza, la respetaban profundamente y la amaban aún más. Y
estos sentimientos no desaparecían si alguno de ellos se iba de Luna
de Oro, sino al contrario, hacía que buscaran incesantemente esta
conexión con la naturaleza en cualquier lugar y ellos siempre la
encontraban, pues la natu-raleza nunca desaparecerá y ellos piensan
que el hombre nunca dominará sobre la naturaleza y que la única
forma en que el hombre y la naturaleza ganen es que el hombre se una
a la naturaleza, pues el hombre también es parte de ella.
En
Luna de Oro todo transcurría tranquilamente, la vida era apacible, a
pesar de que había que trabajar duro, pero hasta el trabajo era una
bendición para los habitantes de Luna de Oro. Cualquier persona que
hubiera crecido en alguna otra ciudad y hubiera visto a los
habitantes de Luna de Oro trabajar, hubieran sentido pena por ellos.
Este sentimiento lo tienen muchas personas de las ciudades grandes,
que teniendo todas las comodidades a su alcance, sienten pena por los
habitantes de pequeños pueblos o aldeas donde el trabajo rural es lo
común. Como la mayoría de pescadores, los pescadores de esta ciudad
se levantaban temprano en la mañana para ir de pesca, aunque de vez
en cuando solían hacerlo también en las tardes. El trabajo era
físicamente pesado y extenuante, hacía mucho frío, uno se
lastimaba las manos muchas veces, la pesca de vez en cuando no era
exitosa, a penas se podía ganar dinero con los peces que se sacaban,
luego el sol quemante cuando ya había amanecido. Viéndolo de ese
punto, del punto de vista de los citadinos, los pescadores
„lunorenses“ daban pena. Falta mencionar a los agricultores, a
los tejedores, a los constructores, etc. Pero si en verdad un
citadino viera a un pescador de Luna de Oro (cosa que no pasaba muy
seguido, pero si quizá una vez cada dos meses, cuando la gente se
perdía camino a las playas más hermosas ubicadas a muchos
kilómetros al norte de Luna de Oro) y conociero como aquel pescador
se sintiera, sentiría envidia por el pescador por tener una salud
tan increíble y tanta felicidad en su trabajo. Los citadinos no
comprenderían la felicidad de los pescadores, pero cualquiera de los
ancianos de la ciudad, sabios por experiencia, le hubiera explicado a
cualquiera de los citadinos aquello de la siguiente manera:
„Ustedes
sienten pena por la vida de los pescadores, porque lo que ven les
parece un trabajo muy arduo y con pocas ganacias. Pero al final ven
felicidad en sus ojos y ven que trabajan con gusto y sin quejarse, lo
que al final los asombra a ustedes, pues incluso pueden ver más
felicidad en ellos que en ustedes mismos, sintiendo entonces pena por
ustedes mismos. La verdad es que su mente está acostumbrada a buscar
otras cosas, por lo cual creen sentir pena por aquellos humildes
pescadores, pero muy dentro de ustedes existe una persona que lo sabe
todo y ve todo claramente, y esa persona comprende perfectamente la
felicidad de los pescadoress. ...“
Antes
de seguir con la explicación de los sabios y viejos pobladores de
Luna de Oro, tengo que decir que cada persona allí hizo alguna vez
uno de los trabajos y que al final se decidió por el que más le
gustaba. Esto era importante para comprender el esfuerzo de los demás
y saber que dificultades trae aquel trabajo. Por eso cada anciano,
sino se dedico a la pesca, tuvo que pescar un buen tiempo y poder
hacerlo de una manera aceptable. Esta era una de las tradiciones de
Luna de Oro, o por decirlo en otras plabras, parte de la educación
en Luna de Oro. Ahora continuaré con la explicación que hubiera
dicho uno de los ancianos:
„… Yo
he crecido en Luna de Oro, y tengo que decir, sean ustedes felices o
infelices, no sé las razones y causas de su infelicidad o felicidad.
Pero sí les puedo decir porque nuestros pescadores son tan felices
con su trabajo. Cuando ellos eran jóvenes tuvieron que trabajar en
diferentes oficios y trabajar en ellos hasta que los podares o
ancianos decidieran que aquel joven ya había aprendido cada oficio y
también los hubiera comprendido y hiciera allí trabajo aceptable.
Luego de esta etapa el joven se decide por un oficio, simplemente por
el que más le guste. Trabajar es necesario, pues sin el trabajo uno
no puede alimentarse ni tampoco dar de comer y vestir a los que
dependen de uno y eso lo comprende cada persona en Luna de Oro, por
eso todos trabajamos en algo. Pero el trabajo es para darnos
alimentos, pero no sólo para eso, sino también para darnos un valor
propio y diversión. Por eso cada persona trabaja en lo que le gusta,
así sea recolector de flores, contar las estrellas, bailar, contar
cuentos, astrónomo, bailarín o historiador. Esto también es
comprendido por todos los pobladores de Luna de Oro. Otro punto
importante es que el trabajo trae desarrollo y bienestar a la
comunidad y naturaleza, siendo desarrollo y bienestar un sinónimo
para nosotros. Esto también es muy comprendido por todos nosotros.
Sé que para ti escuchar que el trabajo dabe traer bienestar y
desarrollo a la comunidad y a la naturaleza suene a una
contradicción, pero no es así, o no debería serlo. Te lo explicaré
con el ejemplo de los pescadores y el por qué de su felicidad.
Primero, nuestros pescadores son felices porque viven sus vidas y
cada problema que surge en sus vidas lo pueden enfrentar con fuerza,
y si necesitan ayuda, con el apoyo de la comunidad pueden resolver
estos problemas. Segundo, el trabajo no les quita el tiempo para
poder superar sus problemas personales, al contrario, les da fuerza y
sabiduría. Un pescador de corazón ama el mar, y la vida que hay en
ella. Él ha sentido la fuerza del mar y ha aprendido a lidiar con
ella. Incluso esta fuerza lo ha hecho más fuerte, dándole
tranquilidad mental, paciencia, fuerza muscular, pulmones potentes y
la alegría de poder alimentar a si mismo y a su familia. Es este
amor al mar y a la vida que hay en ella que no le permite pescar más
de un par de peces adultos, dejando a los demás seguir su rumbo.
Tomar lo necesario es primordial en us trabajo. A la vez, buscando
este bienestar para con todo y mostrando un profundo agradecimiento
al mar, el pescador no lo contamina, al contrario, lo protege, siendo
esto todo lo que él puede hacer. La naturaleza tiene el poder de
poner todo en equilibrio, aunque a veces se tome su tiempo, es por
eso que no nos está permitido tomar más de lo debido. Esto lo
comprendemos todos bien aquí.“
Varios
ancianos han dado explicaciones parecidas ha muchos citidinos que
estuvieron en Luna de Oro. Al final todos ellos comprendieron esta
realidad rápidamente. En los días de luna llena la gente se reunía
alrededor de la fogata cituada en la ciudad, para ver el espectáculo
donde la luna se vuelve incandescente. Otros deciden ir a meditar al
acantilado, otros a la playa. No importara a donde uno fuera, todos
amaban la luna llena y buscaban un lugar para poder observarla. Un
día de luna llena se reunieron como siempre alrededor de la fogata.
Melenio, uno de los ancianos de la ciudad, empezó a contar con un
tono de voz que da importancia a las cosas, la historia de un chico
que llego a Luna de Oro. Todos entendieron que se trataba de una
historia importante y sobre todo los niños que amaban las historias
de Melenio,
hacían ojos grandes de emoción, sonreían y sentándose miraban a
Melenio,
estando la luna brillante, llena y ardiente. Entonces todos empezaron
a escuchar la historia de un chico que un día llegó a Luna de Oro.
La
Llegada
Era
una tarde tranquila en la ciudad y los habitantes recién habían
terminado de almorzar. La mayoría de ellos estaban descansando y a
la orilla del mar se veían jóvenes jugando a luchar, otros jugaban
y otros si luchaban seriamente llegando a veces a sangrar y
lastimarse moderadamente, pero nunca llegaban a más de eso pues
simplemente era la fuerza de su juventud lo que los llevaba a pelear
muy seguido por diversión y sin ningún mal sentimiento. Otros
jóvenes preferían medir sus fuerzas con el mar y a veces luchaban
allí, siendo este el más peligroso de los juegos, pues cuando
alguien se lastimaba, así fuera algo leve, corría el peligro de
perder ante el mar, que tenía un humor muy fluctuante, siempre
impredecible. Mientras todo esto sucedía en Luna de Oro, un chico
caminaba por medio de las calles, muy bien vestido, con una camina de
muy buen material, color amarilla con flores negras dibujadas en
ella, lentes de sol, pantalonetas de color gris y unas sandalias de
cuero muy modernas. A parte de esto un reloj en la mano derecha que
resplandecían junto al brillo del sol y una cadena en el cuello,
probablemente hecha de plata. Lo único que parecía no ser de valor
era una pulsera de tela en su muñeca izquierda, de colores negro y
marrón. Las pocas personas de Luna de Oro que estaban a esa hora por
las calles reconocían que era un hombre, quizá más un muchacho
madurando a hombre, que venía de la ciudad, y no sólo eso, sino que
debía venir de una parta alta de la sociedad, pues todo lo que tenía
vestido y la forma como caminaba con un aire de inmortalidad y
superioridad indicaban aquello. El muchacho tenía una complexión
fuerte, era guapo y se podía ver viéndole los ojos que había mucha
bondad dentro de él. Había pasado media hora hasta que él muchacho
llegó a la orilla de la playa y se quedó sentado observando
aquellos jóvenes luchando sobre la arena y a otros nadando
incansablemente en el mar. Todo ello parecía un campo de
entrenamiento o un campo militar para entrenar soldados, pero se
sorprendió aún más cuando se dió cuenta que todos aquellos chicos
y chicas hacían lo que querían y que a pesar del entrenamiento
arduo, se divertían muchísimo. Uno de los muchachos que estaba
entrenando , que parecía ser uno de los de mayor edad y uno de los
más fuertes se acerco al forastero y amablemente le preguntó si
querí también participar. El forastero negó con la cabeza. Pasó
algo más de media hora cuando el mismo muchacho fuerte le preguntó
al forastero:
- Qué haces por aquí? No es común tener visitantes y mucho menos que vengan solos.
El
forastero lo miró profundamente a los ojos, luego dijo:
- Escuché por ahí de este lugar y decidí dar un paseo. El lugar parece un paraíso en medio de este mundo, así que estoy mirando por todos lados.
- Es una ciudad hermosa, tienes razón, y hacemos todo lo posible por mantenerla así...
Antes
de que él pudiera terminar la frase el forastero lo interrumpió
diciendo:
- Ciudad? Amigo, deberías venir al lugar donde vivo, esa es una ciudad. Lo tuyo es un pueblo. Para vacacionar está bien, pero mucho tiempo aquí y creo que me asfixiaría de aburrimiento.
Lo
que el forastero respondió no fue con mala intención, sino que fue
simplemente lo que pensaba y en verdad sentía pena por la gente de
aquella pequeña ciudad llamada Luna de Oro. El chico escuchó muy
bien sus palabras y le respondió sinceramente y sin ninguna mala
intención: <> Esta vez el forastero tomó aquella frase como un
insulto y provocación, poniéndose de pie, mirándolo agresivamente,
pero al final pudo controlarse y le dijo simplemente: <>. El chico: <> A lo que el
forastero respondió que veía una hermosas ciudad con personas sin
cultura. El muchacho respondió que el forastero no sabía nada de la
cultura de la ciudad y que ni siquiera sabría lo que era cultura.
Algunos otros muchachos se acercaron por curiosidad y uno de estos
muchachos, de apenas 18 años y muy impulsivo se puso entre los dos
jóvenes y casi rostro a rostro le dijo al forastero con mirada
desafiante: << Quiéres que te enseñe lo que es cultura?>>
Apenas había terminado de hablar ya estaba sangrando, debido a que
el forastero le rompió la nariz con un golpe de cabeza. Se armó un
tumulto y todos gritaban diferente cosas, pero al final se llevaron
al forastero a la casa de un anciano. Este anciano escuchó toda la
historia por boca de Lirio,
el chico que empezó la conversación con el forastero. Cuando el
anciano escuchó toda la historia se dirigió al forastero: <> El chico con la nariz rota
estaba apretando los puños y mirando ferozmente a Reno. Su nariz ya
había dejado de sangrar, pero aún le dolía. Se paró y pidió que
las cosas se hagan como se deben y que ese cobarde del forastero
peleara como hombre. El anciano aceptó eso y dejó ir a todos,
incluso a Reno, simplemente pidiendo por una pelea justa y sólo en
caso que Reno quiera, sino deberían dejarlo ir. Cuando Reno estaba
dejando el cuarto el anciano le dijo:<< Estas tierras son
libres y nosotros somos libres. Si tú también eres libre porqué
pides un propietario legal para estas tierras? Le darás una pelea
justa a este joven?.>> A Reno le parecía toda la situación
tonta. Podía irse y habría hecho lo que quería. O se quedaba a
pelear con un chico que ya tenía la nariz rota y de unos seis a ocho
años menor que él. Me quieren hacer pelear para que luego me den
todos una paliza?, preguntó Reno, a lo que Lirio
respondió que nadie lo tocaría.
Reno
recibió la paliza de su vida. Este chico de 18 años, llamado Ilo,
golpeó a Reno
brutalmente. Felizmente pudo controlarse al final, cuando se dió
cuenta que había ganado la pelea fácilmente. Reno tuvo que quedarse
una semana en Luna de Oro. Tuvo que rogar a todos para que lo dejaran
quedarse y que pagaría su estadía. Sólo cuando dijo que le daría
vergüenza ser visto así en casa, todos los presentes se rieron y
aceptaron dejarlo quedarse hasta que sus heridas sanen. Y el lugar
del diente perdido lo tendría que ocupar de ahora en adelante uno
postizo. Mientras tanto a Ilo lo castigaron a un trabajo más fuerte
como a un entrenamiento más fuerte. También a la lectura
obligatoria de ciertos libros, con la esperanza de calmar la fiera
dentro de él.
La
adaptación
Reno
tuvo que matar el tiempo mientras se quedaba en Luna de Oro, pues
como dicho, quería esperar a que sus heridas sanaran. Aparte de eso,
Reno sentía curiosidad por la gente y por Ilo.
Cómo es posible que ese chico le haya pegado? Reno era siempre uno
de los chicos más fuertes de sus edad e incluso más fuerte que
otros ya de edad mayor. Pero que un chico de 18 años le pegue, le
parecía frustrante. El primer día paseó por casi toda Luna de Oro
y le pareció impresionante como todo funcionaba sin que nadie dijera
nadie o de alguien que tuviera que dar órdenes. Cada una parecía
hacer lo que quería pero a la vez todo lo que hacían los conectaba.
Reno volvió a ir a la playa para ver lo que había visto el día
anterio: el juego y entrenamiento de la gente joven. Cuando él
estaba de nuevo allí, las personas parecían ignorarlo y de vez en
cuando lo miraban indiferentemente; a Reno le parecía incluso a
veces que lo miraban de una manera burlona. Reno se quedo viendo todo
por dos horas y comprendió porque Ilo era tan fuerte. Después de
dos horas de entrenamiento todos seguían felices y a penas se notaba
el cansancio. Su resistencia física era increíble y practicaban
todo tipo de cosas. Se puso primero un poco triste por no haber
vivido así pero luego lo atrapó la cólera cuando se dió cuenta
que no se podía vivir así. Había que trabajar, estudiar y uno
tenía muchas responsabilidades. Hacer deporte tres veces por semana
ya era algo que no muchas personas lograban, pero sin nada que hacer
como las personas de Luna de Oro, pensó Reno, uno tenía tiempo de
sobra para diversión y otras cosas. Otra cosa que impresionó a Reno
fue ver a esas chicas agraciadas, muchas de ellas hermosas y todas
atléticas y en buena condición. Todas parecían tener mucha
confianzacon los chicos y se llevaban muy bien. No había malas
intenciones de ninguna parte cuando se comunicaban. Al parecer eran
todos sinceros con sus sentimientos y se respetaban entre ellos.
Habían algunas parejas, ya que eran cariñosos, pero esa era la
única diferencia de comportamiento entre ellos. Era como si fueran
niños, que no tienen miedo a comportarse de cierta manera. Una chica
le llamó la atención a Reno. Ella, de estatura mediana, muy
atlética, bella de rostro y de hermosa figura, aunque se veía muy
linda, era muy ruda. Las demás chicas eran algo delicadas de
comportamiento pero también muy fuertes. Esta chica era en su
comportamiento muy ruda y parecía querer todo el tiempo buscar
pelea. A pesar de esta manera de ser mistraba gran alegría. Reno la
miraba sin parpadear, hasta que ella se dió cuenta. Sin darse cuenta
la chica ya estaba delante de él y con ojos desafiantes le dijo: <<
qué miras? - nada importante- si ni siquiera a un chico de 18 años
le pudiste ganar, entonces menos a una chica de tu edad>>. Ella
lo dijo casi gritando, todos llegaron a escucharlo y empezaron a
estallar de risa.
Lirio
se acercó a Reno y le dijo aunque ella exagera un poco, tiene mucha
razón. Todos empezaron a reír de nuevo y Reno sentía una cólera
profunda. Reno quería golpear a alguien, pero había empezado a
sentir algo de miedo, pero sobretodo respeto. Sabía que cualquiera
de allí del grupo era más fuerte que él. Su miedo no era muy
grande por aquellos jóvenes, ya que aunque sean muy fuertes, ellos
eran muy respetuosos y no le harían nada a él sin ninguna razón.
Reno
vió el acantilado y se decidió a ir hacia allá. Corrió, caminó y
cuando estaba nuevamente en cólera volvía a correr. A veces, ya con
cansancio extremo, golpeaba árboles, arrancaba hojas, como si eso
fuera a solucionar su problema. De cansancio se quedó dormido al
lado de un árbol, con los músculos adoloridos y faltando aún más
de la mitad del camino para llegar al acantilado. Cuando amaneció
el se sentía ya mejor. Tenía la sensación de empezar algo nuevo.
Había probado muchas cosas para dejar su cólera y despertar en un
lugar tan tranquilo y de una manera poco habitual para él era como
algo así como volver a tener un nuevo nacimiento. A los pocos
minutos volvió a sentirse incluso peor que ayer. No había logrado
llegar al acantilado, volvió a sentir la cólera del día anterior.
Pero ya andaba algo más tranquilo y siguió rumbo al acantilado.
Reno caminó ocho horas, muchas veces deteniéndose a hacer largas
pausas, a aobservar a los animales, plantas e insectos o hacer alguna
siesta. Cuando llego vió algo que no esperaba ni imaginaba. Ya
empezaba a atardecer y pudo ver en la plataforma de aquel acantilado
unas siluetas. Ahí estaban algunas personas, jóvenes, adultos y
otros ancianos. Caminaban, murmuraban algo o estaban sentados
tranquilamente, como si estuvieran meditando. Reno estaba
impresionado, además la vista al mar desde aquel acantilado era
maravillosa. Un anciano pudo ver su cara de asombro y se le acercó y
le preguntó que hacía allí. Reno le explicó de mala gana todo y
preguntó que hacían todos allí. El anciano se sentó en el suelo y
moviendo la mano le indico a Reno que hiciera lo mismo. El anciano ,
con mucha calma interior, y con ese gusto especial de contar
historias que tienen generalmente los narradores, empezó:
„En
Luna de Oro todos intentamos unirnos con la naturaleza. Incluso eso
es algo raro, porque somos parte de la naturaleza y no tendríamos
que buscar a unirnos con ella. Pero la mente puede ser tu mejor
aliada o tu peor enemiga y siempre está activa. Para estar en unión
con nosotros mismos y a la vez con la naturaleza, necesitamos tener
control tanto sobre nuestro cuerpo como sobre nuestra mente. Esto fue
enseñado claramente por maestros de la historia como Siddharhta
Gautama, conocido como Buda o el Iluminado, Jesús o Jesucristo,
llamado el Hijo de Dios, Gandhi o Mahatma Gandhi, donde Mahatma
significa algo como Gran Alma. Han habido muchos más y hoy también
los hay pues la perfección no puede dejar de expresarse y siempre
esta ahí para enseñarnos. La forma en que estos maestros nos
enseñan a llegar al dominio del cuerpo y mente es mediante la
meditación, renunciando por este tiempo a todo lo material. Es algo
difícil de explicar en palabras sencillas, pero como se dice por
ahí, lo que no se puede explicar en palabras sencillas no ha sido
entendido completamente. Eso tiene valor para mí, que lo entiendo en
cierta manera, pero quizá para ti no, sino sabes de esto ni mucho
menos lo has practicado. La mente es como una máquina que funciona
continuamente y mientras uno esté distraído, la mente tiene una
influencia poderosa sobre nosotros que no podemos ver ni dominar ni
comprender. Para llegar a ella necesitamos llegar a una calma
externa, pero sobre todo interna. Esto se logra por ejemplo mediante
la meditación y ayunando a la vez. En estas condiciones la mente se
expresa como siempre, pero ya que uno no está distraído, tiene la
oportunidad de observarla y dominarla e incluso de guiarla. Cuando se
ha logrado esto, no importe lo que pase exteriormente, nosotros somos
dueños de nuestra mente y esa unidad para con nosotros mismos y el
todo no nos la puede quitar nadie. Es
por eso que enseñamos eso en Luna de Oro. Algunos
loran estar horas, otros días, muy pocos semanas. Yo logro estar 20
días aquí sin comer, pero si necesito de agua. Según la Biblia
Jesús pudo estar en el desierto 40 días en ayunas y meditando. Esto
parece algo poco creíble, pero sabiendo por fuentes que Jesús era
un hombre conocedor de la verdad esto es muy posible.“
Reno
se quedó asombrado y ya no comprendía nada, pues cada día ese
pueblo o ciudad y su gente lo sorprendían. Este anciano sabía
mucho, no era ningún inculto. Quizá fuera un simple pescador, o
carpintero, pero este anciano le hablaba de cosas de la vida, cosas
de las cuales Reno había escuchado muy poco en su vida con
supuestamente una educación de primera. Reno empezó a estudiar en
la universidad con 18 y ya con 23 había terminado. Él había
escuchado de estos maestros, pero no había pensado mucho en ellos, y
menos conocido a personas que no sólo hablaran de ello, sino que lo
practicaran. Tampoco pensaba que existieran gente que siguieran
verdaderamente el ejemplo de estos maestros, pues ya desde su niñez
comprendió que las religiones y todos los ideales son cosas cde las
que se hablan pero poco se aplican y que las reuniones en la iglecias
era más una forma de mantener unida a la gente. < Puedes
pensar en tu vida, en todos sus momentos felices y tristes. Te
ayudará a comprender lo que te he dicho>> le dijo el anciano a
Reno, como adivinándole los pensamientos. Reno sonrió, y se
sorprendió él mismo de esa reacción. Simplemente había algo de
cierto en todo lo que estaba pasando y él quería probar e intentar
aquello. Los primeros minutos de meditación fueron muy difíciles,
pues le venían todo tipo de pensamientos importantes y no
importantes, tontos y no tan tontos. Pero poco a poco Reno logró
concentrarse mejor y hacia progresos. Todo volvió a irse por la
borda cuando sintió hambre, y así terminó su primera meditación
de dos horas, aunque con muchas peleas interiores. Fue felicitado por
el anciano, que dijo que no estaba mal para ser la primera vez. Pero
que poco a poco llegaría a mejorar su meditación y a hacerla más
profunda. Reno caminó 10 km para llegar al río, que era la única
fuente de agua cercana al acantilado. Reno volvió con la sed saciado
y también el hambre, habiendo cogido cualquier cosa comestible en el
camino. Esta vez estaba decidido a meditar más profundo. Aunque
hubieron pausas y muchas interrupciones Reno logró meditar ocho
horas venciendo el sentimiento de hambre y sed. En ese tiempo lloró,
sonrió, se amargó, sintió desconsuelo y sintió calma. Había
empezado a analizar sz mente y esto lo dejó profundamente
desprotegido. Sentía que la seguridad que tenía estaba
desapareciendo y se sintió abandonado por el mundo. Pensar en su
familia, amigos, carrera universitaria, mujeres, dinero, cosas
materiales, no lo ayudaban a salir de ello. Decidió regresar a Luna
de oro, con la decisión de dejar Luna de Oro, agradecer a la gente
y volver a casa, pero ya en Luna de Oro se encontró con la chica
agresiva. Ella venía con los mismos ojos que aquella vez cuando Reno
estaba sentado en la playa viendo a todos haciendo ejercicios. Esa
mirada salvaje y fuerte, pero a la vez escondiendo algo detrás de
tanta fuerza. Esta vez cuando la chica vió los ojos de eno, su
expresión cambió repentinamente: <> dijo ella. Él no respondió nada,
quizá porque su alma estaba tan alterada despues de la meditación.
<>. Reno seguía sin decir nada y esta vez
la chica dijo que la siguiera. Ella explicó las reglas y donde
empezaba la carrera y donde era la meta. La chica llamó a algunos
amigos para que sean testigos de la competencia. Reno antes estaría
seguro que él sería más rápido, pero ya no se confiaba tanto como
antes. La carrera comenzó y cuando Reno llegaba a la meta la chicalo
esperaba con grandes carcajadas. <> dijo Alua, mostrando sus
hermosos y blancos dientes como perlas mientras sonreía triunfante.
Todos se estaban retirando cuando Reno empezó a hablar: <>. Ella lo miró
extrañada y preguntó que clase de juego sería ese. <> dijo Reno
mientras pensaba cada una de sus palabras. <> Alua no creía lo que escuchaba, pues
él proponía un juego donde él perdería con seguridad. <> dijo Reno. Al final la
muchacha muy orgullosa aceptó. Reno empezó un entrenamiento arduo,
de 5 horas diarias, meditando otras 5 horas y así lo hizo por dos
semanas. Aunque todos vieron como Reno entrenaba arduamente, y como
mejoraba día a día, paulatinamente y de forma segura, era imposible
ganar a años de entrenamiento, tal como lo había tenido Alua. El
día llegó y empezó la competencia. Los primeros 10 km fueron una
derrota total para Reno y Alua ya estaba en sus 15 minutos de pausa
esperando sentada e incómoda. Alua partió obviamente antes, ya que
sus quince minutos terminaron mucho antes que los de Reno y la
diferencia de distacia se alargó mucho más. Reno daba lo mejor de
él, mientras que Alua lograba los primeros 10 km sin esfuerzo. Pero
a partir de la tercera pausa se le veía a Alua mucho más cansada y
lenta, mientras Reno mantenía el ritmo. Al final Alua ganó la
carrera pero apenas por 10 minutos de diferencia. Alua no estuvo nada
feliz con el resultado. Los ancianos sonreían y los jóvenes no
sabían que había pasado, pero si reconocieron el esfuerzo de Reno.
Un anciano se acercó a Reno y mirando a los jóvenes, que estaban
curiosos y algo impresionados, le dijo el anciano a Reno:
<> Reno
había cambiado en esas dos semanas. Había aprendido mucho de la
meditación, de los ancianos y del entrenamiento físico. Reno empezó
a explicarles a todos: < Alua
desperdiciaba su energía y su cuerpo se cansaba. En 20 km no se
habría notado la diferencia, pero en 60 km sí, sobre todo si ella
dice que lo máximo que logra son 60 km. Ella es especial en esa
parte, se pone tan nerviosa, y su mente siempre está despierta y
ella le hizo perder.>> Los jóvenes empezaron a sonreír y
felicitaron a Alua y también a Reno. Aunque Reno no sabía con
seguridad que pasaba con Alua, acertó con su suposición. Alua era
una chica intranquila y por lo tanto muy mala meditando. Alua lo miró
fijamente a los ojos y con un movimiento pedante de cabeza se
despidió. Reno no pudo negar qu ela veía hermosa en ese momento.
Secretos
Alua
estuvo semanas muy intranquila y la única forma en la que se sentía
relajada era cuando nadaba en el mar o hablaba con los ancianos. Ella
iba de vez en cuando al acantilado para poder mejorar su meditación
y concentración, lo que no lograba con éxito porque sentía que
había decepcionado a Luna de Oro por haber perdido ante un
forastero. De vez en cuando Alua y Reno se cruzaban y se saludaban
tímidamente y con orgullo a la vez. Una noche, en uno de esos días
en que Reno vió a Alua más intranquila e incluso con tristeza en el
rostro, Reno fue al Mar para despejar sus pensamientos y dar rienda
suelta a la melancolía que sentía. Era muy oscura, la luna no se
podía observar, el mar mostraba su poder y las olas crujían
ferozmente. Era como si titanes estuvieran peleando en el fonde del
mar y solo se pudiera ver el movimiento de las aguas. El mar era muy
peligroso y Reno sintió gran respeto por el mar, la arena, el
viento, la naturaleza; y sintió algo muy grande no sólo en su ser,
sino fuera de él. Reno sentía a Dios, aunque Reno no quería usar
esa expresión ya que Dios es explicado como algo o alguien que está
siempre en algún lado, pero no en nosotros, o en el mar, o en una
roca. Reno sintió algo, como una presencia que estaba en todos lados
y por un momento veía que tener miedo no valía la pena. Es probable
a que Reno no sentía nada de miedo en ese momento por lo cual él
sentía aquella presencia maravilosa y superior. No podía saber cuál
era causa o efecto. En un momento vió una silueta en la playa,
parada sin moverse y que luego de unos minutos entraba al mar. A Reno
le pareció haber reconocido a Alua, pero el esperaba que no fuera
cierto. De un salto se paró y empezó a correr y a pesar de la
oscuridad pudo reconocer a Alua nadando en ese peligro mar. Las olas
la cubrían, luego ella salía, luego otra ola enorma la cubría y
ella volvía a salr. Reno sintió mucho miedo. <>
fue lo que le pasó por la mente y gritando Alua entró al mar.
Ese
día en la mañana Alua se sentía triste. No
podía alejar ciertos pensamientos de su cabeza y aún la derrota
contra Reno le seguía pesando. No fue tanto la derrota ante Reno,
sino que Alua lo tomaba como una derrota personal. <>. Esa pregunta iba y venía. Alua se quedó
mucho tiempo en casa para no encontrarse con otras personas. En la
tarde se fue al bosque a observar a los animales, una de sus
actividades preferidas. Pero ya llegada la noche la tristeza la
invadía aún más y decidió ir al mar. Cuando llegó allí camino
lentamente a la playa y se quedó mirando el mar, pero si uno veía
sus ojos, Alua miraba al vacío, extrahída en sus pensamientos y
luego sus ojos empezaron a soltar lágrimas. Era un llanto suave, su
rostro no cambió nada, solo salieron algunas lágrimas, indicando
que en su alma había muchas más penas de lo que uno podía
observar. Eran penas que ella las guardaba para sí y se acumulaban.
Ella sentía en su corazón un estanque que se llevana de tristeza y
algún día no podría retener más y todo se destruiría. Alua
necesita vaciar un poco aquel estanque y empezó a gritarle al mar:
<Eres
todo cuando estoy a tu lado, pero eres también lo que me quitó
mucho en esta vida. Pero sé que eres sabio y contigo aprendí a
luchar. Contigo conocí mi cuerpo y contigo me hice muy fuerte, pero
sabes qué!? A veces deseaba que una de tus olas sean más fuertes o
ingeniosas que yo para quedarme siempre dentro de ti, pero nunca lo
eran. Yo siempre ganaba. Yo me decía que morir en ti no sería tan
malo, pero mis ganas de vivir son aún mayores. Deseo vivir, aunque
morir contigo no sea tan malo. Ya que nos conocemos tan bien, porqué
no me ayudar a conocer mi corazón y a sanarlo?. Mi alma quiero
llorar, un llanto que amargaría tus aguas y pondría tristes a
muchos de los seres que habitan en tus aguas. Has fortalecido mi
cuerpo, fortalece mi alma! Porque en este afán de sanar lo único
que me calma es luchar contigo, pero sé que si soy muy atrevida
perderé y temo perder sin antes haber perdonado, a ti y al mundo!!!
>>
Alua
miró por unos minutos más el mar y luego entró. Unos minutos
después escuchó la voz de Reno que estaba empezando a nadar. Ella
lo intentó ignorar pero le molestó mucho que alguien estuviera
molestando aquel momento de intimidad que ella tenía. Al momento se
dió cuenta que Reno tenía muchos problemas nadando en aquellas olas
y tuvo que sacarlo del mar. Alua tuvo que esprar a que Reno botara
todo el agua que había tragado y cuando Reno por fin pudo alzar la
vista, Alua le dió una bofetada que puso a Reno tirado en el suelo
por unos segundos.
- Que diablos te pasa? No sabes nadar y te metes al mar? Si quieres matarte hazlo, pero no en mi cercanía
- Matarme? Yo quería salvarte! Te vi …
- Idiota! Quién ha salvado a quién?
- Ya está! Lo siento! No sabía que fuera tan difícil nadar en esas condiciones y no sabía que tu nadaras tan bien. Siento mucho por haberme preocupado por ti pero aunque seas muy buena nadadora, para cualquiera es un peligro el mar tal como está ahora.
- Me arrepiento de haberte salvado.
- Ni esperes que te de las gracias.
Así
empezaron a discutir hasta que una ola enorme los cubrió a los dos.
Reno se salvó como pudo porque ya le tenía temor al mar tam como
estaba. Cuando se vieron en la orilla empezaron a reírse. Reno
empezó a hablar.
- Vienes seguido a estas horas al mar?
- Si. Me gusta el mar. Y tú qué hacías aquí?
- No sé, se veía un buen lugar para pensar. Uno tiene una sensación rara aquí.
- Supongo que si no sabes nadar se tiene algo así.
- No es fácil ser una sirenita como tú.
Cuando
Alua escuchó esto se sonrojó, pero Reno no se dió cuenta ya que
era muy oscuro. Reno
siguió hablando:
- Desde cuándo nadas?
- Desde siempre. En Luna de Oro todos saben nadar. Desde que uno tiene uso de razón.
- Pero no sería mejor nadar en grupo? Así sola en la noche es peligroso.
- Ya estoy acostumbrada.
- No te da miedo?
- No, al contrario, me calma.
- Tus amigos y padres seguro se preocuparían si se enteran que haces esto sola y en las noches.
- Mis amigos saben que soy muy buena nadando.
- Y tus padres?
- No tengo.
- Lo siento mucho.
Alua
caminó un poco, y luego se sentó en la arena empezando a jugar con
la arena. Tomaba un puñado de ella, luego la soltaba lentamente,
viendo como volaba debido a la fuerza del viento. Y empezó a hablar
mirando de vez en cuando la arena y de vez en cuando el mar. En
ningún momento miró a Reno a los ojos.
- El mar siempre me gustó. Desde que puedo pensar he amado amar y todos siempre me admiraban porque siempre he tenido talento para nadar. Todos me respetan y admiran mi resistencia en el agua. Cuando tenía 10 años, yo y mis padres salimos en un pequeño bote y estabamos paseando por el mar. Era un día al parecer tranquilo, pero mi padre se daba cuenta que poco a poco el mar se estaba poniendo más peligroso así que me pedía que volviera al bote para regresar a casa. Nosotros estabamos muy alejados de la orilla y las olas empezaban a agitarse. Pasó todo muy rápido. En un momento el mar puede estar completamente tranquilo y al minuto puede tener olas de metros de altura. Mis padres eran pintores y aunque sabían nadar, no eran expertos en ello. Eran tan apasionados por su trabajo que no dedicaban muchas horas a mejorar su natación y tampoco pensaban que algún día les serviría. Cuando la tormenta estalló ese día, yo estaba aún fuera del agua, alejada como unos 50 metros de ellos. Mi padre pudo sacarme de las aguas y llevarme al bote donde esperaba mi madre. Parecía ya todo mejorar pero las olas voltearon el bote y volví a sentir aquella sensación de impotencia ante el mar. Esta vez mi madre me cogió por la cintura y empezó a nadar conmigo hacia la orilla. No volví a ver a mi padre. Hasta ahora no puedo creer que haya desaparecido así nada más. Yo y mi madre nos separamos, ya que las olas eran en verdad muy fuertes. Mi madre volvió a encontrarme y a partir de ese momento me decía que tenía que nadar simplemente hacia la orilla con todas mis fuerzas. Yo pataleaba cogiendo su mano y aún faltaban muchísimos metros para llegar a la orilla. Por tercera vez nos separamos y gracias a las palabras de mi madre esta vez no tenían que rescatarme, podía nadar en el mar a pesar de todo el caos, pero ya no la podía ver. Llegué a la orilla y esperé 6 horas sentada en la arena hasta que los pescadores, que se preparaban para salir a pescar, me encontraron. Estuve enferma por una semana, pero eso no fue nada. A mis padres nunca los pude volver a ver...
Alua
no pudo decir más porque la voz se le estaba quebrando. Se paró y
entró al mar. Reno quería sacarla de allí, y se arrepintió de no
haber tomado su brazo. Él sabía que entrar al mar no serviría de
nada. Espero media hora hasta que Alua salió nuevamente del mar. Con
la misma expresión de siempre. Alua le dijó <>
Y
siguió caminando. Reno se quedó en la playa sólo, sin saber que
hacer, y tratando de repetir nuevamente las palabras de Alua, la
historia de Alua.
Una
sonrisa
Cuando
Alua dejó a Reno en la playa, era aún de noche y faltaban todavía
muchas horas para el amanecer. Reno se quedó inmóvil, mirando al
mar. Era como si el mar hubiera cobrado vida, y no fuera simplemente
una masa enorme de agua, como siempre Reno lo veía, sino era como si
ahora el mar fuera una persona, incluso algo más que una persona.
Reno empezaba a entender un poco a Alua, y su relación complicada
con el mar. <>.
Las olas sonaban fuertemente, y algunas de ellas eran tan fuertes que
el agua llegaba a los pies de Reno, a pesar de que se encontraba muy
lejos de la bahía, donde rompían las olas. A pesar del sonido del
romper de las olas y los pies mojados, Reno parecía estar en una
meditación profunda. Era Alua que se había metido en su cabeza con
su historia y también, aunque él no quisiera, en su corazón. Reno
camino de regreso al pueblo, pero luego de un par de metros cambio de
opinión y se recosto al lado de una roca. Por alguna razón que él
no comprendía se puso a llorar. No era por Alua. Era por él mismo.
Sin querer con todo lo pasado Reno tuvo que ver dentro de él mismo y
sintió una tristeza profunda, algo que ni si quiera con toda la
meditación hecha había salido a flote.
Cuando
empezó a amanecer, Reno se levantó, sin haber pegado un ojo toda la
noche, y fue camino al pueblo. Ya había visto pasar a muchos
Pescadores y los había saludado de lejos. La mitad de la gente de
Luna de Oro ya estaba despierta, y Reno los saludaba cordialmente.
Luego fue al lugar donde se estaba quedando todo el tiempo desde que
llego a Luna de Oro: la casa del anciano que lo invitó a meditar por
primera vez, Aúralo.
Aúralo era un hombre muy bueno. El había vivido casi toda su vida
en Luna de Oro. “Casi” porque estuvo 5 años fuera de Luna de Oro
porque cuando era joven quería estudiar biología en una ciudad
moderna. Sus padres no se opusieron y lo dejaron ir con la condición
de que siempre se acordara de todo lo que había aprendido en casa y
que nunca olvidara sus verdaderas raíces. Aúralo lo prometió y con
20 años partió a una de las ciudades más grandes de la region, en
la cual se encontraban muy buenas y grandes universidades. No pasaron
ni meses y Aúralo era uno de los más populares de su Universidad,
pues era muy apuesto, muy fuerte y deportivo gracias a su educación
y entrenamiento en Luna de Oro y también era muy modesto y buena
persona. A pesar de que Aúralo vivió muchas cosas difíciles y
malas durante sus estudios en la universidad, nunca olvidó las
enseñanzas de sus padres, e incluso ya habiendo terminado sus
estudios éstas estaban aún más reforzadas. Gracias a estos años
de estudio en aquella universidad, Aúralo conocía lo que es vivir
en una ciudad grande, dónde las prioridades para las personas son
muy diferentes a las prioridades que tienen las personas de Luna de
Oro. Habían muchas cosas que para Aúralo no eran saludables, pero
que al estar todo el tiempo en aquel ambiente una persona puede al
final caer en esa trampa y empezar a pensar de la misma manera.
Aúralo tenía un
diario en el cuál escribía de vez en cuando. Y
para Aúralo este diario tenía un valor precioso pues estaba escrito
allí todo lo que había vivido en la gran ciudad. Todas sus penas,
tristezas y tentaciones. Sobre todo las tentaciones fueron lo que le
quitaron más fuerza que otras cosas, pues estas hicieron muchas
veces que Aúralo se olvidará de alguna manera de quién era y se
dejara llevar por la corriente. Aúralo conocía todo eso, lo había
vivido y lo había superado. Fue por eso que cuando vió a Reno pudo
reconocer las mismas penas y preocupaciones y marcas que deja la vida
en una gran ciudad si uno no tiene la suficiente sabiduría y fuerza
para mantenerse en un centro interior de tranquilidad.
Reno
abrió la puerta y Aúralo estaba tranquilo sentado en la mesa
tomando un té que su esposa recién le había preparado. Reno saludó
con mucho respeto y luego fue a su cuarto. Después de 15 minutos
Reno salió del cuarto con una mochila donde había empaquetado todas
sus cosas. Aúralo le preguntó que había pasado y Reno sólo
respondió que era hora de marcharse. Aúralo sonrió y le dijo:
<>. Reno agradeció
todas las palabras y se sentía tan triste que su rostro lo delataba.
En ese momento el anciano se sorprendió y le dijo:
- Reno, espera un momento, tengo algo para ti … Aúralo empezó a buscar algo entre sus cajones hasta que saco un pequeño cuaderno. Esto. Es sólo un préstamo. Confio en que me lo regresarás.
- Esto … es … pero .. este es tu diario, del que me hablaste una vez y que para ti tiene mucho valor. No puedo aceptarlo.
- Si puedes, pues yo quiero dártelo.
- No, me sentiría muy mal si le pasa algo. Si se pierde o se daña.
- Pues entonces se perdió o se daño. Yo por mi parte sé que tú lo vas a cuidar siempre y eso es suficiente. Si pasa algo pues no se pudo evitar.
- Gracias. Lo cuidaré mucho. Pero no entiendo, porqué me lo das?
- Para que lo leas. Quizás algunas ideas que yo escribí te ayuden.
- Nos vemos Aúralo. Gracias por todo. Hasta pronto.
Reno
salió de la casa de Aúralo y se fue de Luna de Oro, de regreso a
casa. Cuando llegó encontró su departament tal y como lo tenía en
su recuerdo. Desde que había empezado con sus estudios se mudó a
aquel departamento situado en el octavo piso de un edificio moderno,
situado en una de las mejores zonas de la ciudad. Era todo tan
diferente a Luna de Oro. Aquí el ser humano se había impuesto a la
naturaleza y dominaba sobre ella. Mientras que en Luna de Oro
pareciera que el ser humano estuviera mano a mano con la naturaleza.
En la ciudad de Reno habían muchas carreteras, edificios modernos,
bares, restaurantes, muchas tiendas comerciales y supermercados. <> pensó Reno, pues en Luna de Oro sólo habían
un par de cosas, y lo más importante era la ropa y comida. Reno
podía ver algunas las grandes diferencias entre esta y la otra
ciudad. Era como si fueran dos mundos, o dos dimensiones totalmente
diferentes. Era curioso que en las dos habitaban los mismos humanos,
en la misma época y en la misma tierra. Reno empezó con el pasar de
las horas a sentir de nuevo ese ritmo de vida que tenía antes de
salir de casa, su antigo estilo de vida. Fue a la computadora, la
prendió y vió sus emails. Un par de chicas le habían escrito.
Algunos amigos lo habían invitado a algunas fiestas. Un profesor de
la universidad le comunicaba que había un proyecto donde Reno podría
trabajar. Los últimos correos se trataban de preguntas de cómo
estaba él y dónde se encontraba. Reno vió su celular y tuvo
primero que recargar la batería y cuando lo prendió vió que habían
muchas llamadas perdidas. Cuando el partió a Luna de Oro pensó que
pasaría allí unas horas, máximo un día, pero nunca pensó que se
quedaría meses allí. Ya habían pasado en total 4 meses desde que
salió de casa y su fue a Luna de Oro. A la semana de estar en Luna
de Oro escribió simplemente un correo a todos que estaba de
vacaciones y que no sabía cuando regresaría pero que nadie tenía
porqué preocuparse. En esos cuatro meses había conocido otro tipo
de gente y otro tipo de vida. Reno telefoneó con sus padres y luego
de haber respondido algunas preguntas quedaron en verse al día
siguiente. Reno tomó un baño, en el cual se puso a pensar en todo
lo que pasaría a partir de ese momento. En Luna de Oro había todo
lo que una persona necesitaba, pero no había una cantidad enorme de
cosas. Habían tres pequeñas casas que estaban equipadas con
computadoras modernas y con internet y eran suficientes para toda la
aldea. Nadie tenía computadoras personales y la mayoría necesitaba
entrar al internet por una o dos horas a la semana y con eso era
suficiente. Reno se acordaba cuando era estudiante, que no era hace
mucho tiempo, y sentía esa necesidad de entrar al computador cada
día, pues tenía la sensación que cada día llegaría información
valiosa que por nada debería dejar pasar. Al final casi nunca
llegaba alguna información valiosa, sino las mismas cosas de
siempre: fiestas, trabajo, saludos, etc. Entonces que tipo de
información valiosa esperaba? Él había intuido ya entonces que
algún tipo de vacio en su interior debería ser la raíz de esa
sensación de esperar por aquella misteriosa información valiosa.
Mientras sentía el agua tibia por su cuerpo, que le daban una
sensación relajante, estando recostado en aquella tina, pudiendo
oler la fragancia de aquel jabón, Reno recordaba lo bueno y
excitante que fueron sus primeros años de estudiante. Y también lo
afortunado que era él comparado con las otras personas, o con la
mayoría de personas. Él, y toda la gente con la que él estudiaba
tenían casi las mismas ventajas que ofrecía una familia acomodada y
de buen nivel social. Reno se la pasaba de fiesta en fiesta,
conociendo a muchas mujeres, viajando a muchos lugares con sus
amigos, haciendo deporte, aprobando los cursos con buenas notas,
siendo uno de los mejores en la universidad, tener el respeto y
admiración de sus compañeros. Pero a veces, muy pocas veces habían
dos días seguidos en los cuales no había nada que hacer. Esto
pasaba en verdad muy pocas veces, pero cuando llegaban aquellos días,
Reno sentía un gran vació y una gran tristeza que no podía
comprender. En realidad debería ser una persona feliz. En el tercer
año de su carrera universitaria se enamoró. Esta chica, a
diferencia de la mayoría de las chicas, no se dejó impresionar ni
por la belleza de Reno, ni por sus buenas notas, ni por su dinero, ni
estatus social, ni lo deportivo que era él. Reno no podía
comprender qué es lo que esta chica buscaba. Estuvo sufriendo por
ella durante meses. Por primera vez estuvo sufriendo por ella, y
aunque ella y él habían salido un par de veces y eran de alguna
manera amigos, aunque más conocidos que amigos, Reno no había
llegado a tener nada con ella. Ni un beso, ni una caricia. Lo único
que él recuerda era que ella una vez le dijo: <>. Ese fue el único piropo que escucho de sus labios.
Ahí pensó que ella se sentía atraída por él, pero un mes después
ella empezó una relación con un estudiante de literatura. A los
ojos de Reno, este chico no le llegaba ni a los pies y le fue
imposible comprender porqué ella no lo eligió a él. <> Reno dió un salto como despertando de una
pesadilla y recordó algo a lo que no le había dado mucha
importancia. Esta chica le mencionó una vez que su padre murió
cuando ella era una niña y lo que respondió Reno a ello fue que lo
sentía mucho. No volvieron a hablar del tema. Pero recordando aquel
momento pudo ver que la chica le había contado algo muy personal, a
lo que Reno no reaccionó. No pudo comprender porqué no se interesó
más por ella, por su padre difunto y cómo ella se sentía, si él
la amaba tanto como él decía. Alua pasó por su mente. La chica de
la universidad también. Reno fue un egoísta y lo había sido casi
toda su vida. Le iba tan bien y nunca tuvo problemas serios, que no
comprendía los problemas de los demás. Reno se había enamorado de
un fantasma. La chica de su universidad era el equivalente femenino
de Reno: hermosa, inteligente, graciosa, adinerada, deportiva,
popular, educada, de buen estatus social, de buena familia. Reno no
podía imaginarse estar con una chica que no tuviera las cualidades
mencionadas. Reno se preguntaba si estaba enamorado de un fantasma.
En realidad no conocía a la chica muy bien, sólo superficialmente,
eso era todo. Reno pensó en Alua. Se preguntaba que era lo que él
sentía por Alua. Este sentimiento era muy diferente al que sintió
por aquella chica de la universidad. No quería estar con Alua,
simplemente quería conocerla más, saber más de ella. Reno tuvo que
reconocer que Alua era la chica más hermosa que conocía. Reno
sonrió en ese momento, como pocas veces lo había hecho en su vida,
pero al momento vino otra idea a su mente que le apagó la sonrisa:
si sólo se vistiera como las chicas de la ciudad, sería como una
modelo. Reno seguía pensando en su vida. Imaginó un poco que sería
estar con Alua y vivir con ella en la ciudad. Reno reconoció que le
daría algo de pena, ya que Alua era algo salvaje. No se sabía
comportar, decía lo que le pasaba por la cabeza y era tan fuerte que
a veces intimidaba. Reno se daba cuenta que estaba pensando
superficialmente, pero lo que sentía no podía cambiarlo, por más
que no le gustara. Reno había aprendido mucho en Luna de Oro, pero
había decidido regresar a su vida normal, ya que no tiene sentido
vivir en un mundo de ensueños cuando el mundo real es muy diferente.
Terminó de ducharse y se acostó para al día siguiente poder
encontrarse con sus padres.
El
mundo real
Al
levantarse Reno primero pensó en ir a pasear por la playa. Pero al
segundo se dió cuenta de que no estaba más en Luna de Oro, sino
ahora en casa, en la ciudad dónde él había nacido y donde se había
criado. Se levantó y se empezó a preparar para verse con sus
padres. Habían quedado en verse en un restaurante donde servían
comida de excelente calidad y sabor ubicado en el centro de la
ciudad. La hora acordada eran las 10am. A las 9am Reno seguía aún
en su departamento, alistándose lentamente, sabiendo perfectamente
que necesita sólo 15 minutos en auto para llegar al restaurante. El
auto que le había regalado su padre cuando él cumplió 18 años
estaba en el parque de estacionamiento construído como sótano en el
mismo edificio dónde Reno vivía. Pero prefirió tomar un taxi.
Llegó 10 minutos antes de lo acordado y se puso a esperar dentro del
restaurante. Era una mesa para 4 personas, y ya estaba preparada de
una manera muy lujosa. La mamá de Reno la había reservado el día
anterior. Reno pidió una botella de vino, uno de sus preferidos y el
de sus padres y empezó a tomar su primera copa. Frente a él se
encontraba una chica muy hermosa. Estaba sentada aparentemente sola.
Ella estaba desayunando y después de algunos minutos en los que Reno
no le quitaba la mirada, ella le sonrió y movió la mano en señal
de saludo. Reno le devolvió la sonrisa y no pudo hacer y se quedó
sentado tranquilo, pensando si debería ir a hablarle. Un par de
minutos más tarde los padres de Reno llegaron y Reno dió por
terminada su indecisión. Saludo a sus padres y tuvieron un tiempo
agradable. Después de dos horas de hablar de cosas superfluas y
estando Reno disfrutando al máximo sus platos favoritos que hace
tiempo no provaba su Madre le empezó a hacer la pregunto que el
tanto temía pero a la que Reno pensaba ya no vendría.
Mamá:
“Reno, has estado mucho tiempo fuero, qué has estado haciendo?”
Reno:
“Mamá, estuve de vacaciones en un lugar muy interesante. La he
pasado bien.”
Papá:
“Nos alegramos. Ahora qué piensas hacer? Hijo, ya debes pensar en
conseguir un trabajo, o si quieres seguir tomando vacaciones decidete
en ir a mejores destinos. Estuviste todo el tiempo en un pequeño
pueblo. Deberías visitar Europa. Ciudades como Berlín, París,
Praga, Madrid. Ahí aprenderás mucho. Luego Asia, Korea, Japón y
China, ciudades que están en un extremo desarrollo. Por el dinero no
te preocupes.”
Reno:
“Papá, que de malo hay de haberlo pasado en Luna de Oro? Ya te
conté por teléfono que es un lugar hermoso con gente muy buena y
amable...”
Papá
: “Sí hijo, pero ya 4 meses fueron suficientes. Tu tienes que
tener mejor roce social. Ahí la gente será buena y amable, pero no
tiene nuestra educación.”
Reno
estaba empezando a sentirse frustrado con lo que escuchaba. En primer
lugar no sabía que decir ya que sabía que lo que su padre decía
era cierto, por lo menos en parte. Reno estaba acostumbrado a ese
tipo de vida y quería seguir viviendo aquel tipo de vida. Por otro
lado la experiencia en Luna de Oro le había hecho ver el mundo de
otra manera. Lo que había aprendido allí no le daba nada material,
pero le daba algo, por así decirlo, para su corazón, para su alma.
Reno sentía que aquello que había recibido en Luna de Oro era algo
que estaba buscando hace mucho tiempo.
Mamá:
“en qué piensas hijo? Te ves distraído”
Reno:
“no sé Mamá. Miren, por ahora no saldré de la ciudad, quiero
quedarme aquí y tomarme unos días libres. Veré si luego empiezo a
trabajar o si me tomo unas vacaciones nuevamente por el mundo. Y
gracias Papá, yo sé que el dinero no me falta, aparte de ya de por
sí recibo dinero mensualmente de las acciones que me regalaste por
mis 18 años.”
Reno
estaba cansado de la conversación y el vino ya empezaba a hacer
efecto. Lo único en lo que pensaba es en la chica hermosa que estaba
en la otra mesa. Reno llamó al mozo y le pidió que llevara una
botella de vino a la chica y una tarjeta con el siguiente mensaje:
“Un pequeño presente a una chica hermosa.” La chica que ya no
estaba sino que con una amiga y al parecer eran muy buenas amigas
porque se reían mucho y tenían una conversación muy relajada.
Cuando llego la botella de vino la chica sonrió a Reno y la amiga
también le sonrió y empezaron las dos a reírse. Después de que
los padres de Reno se fueron, Reno permanecía sentado cuando la
chica hermosa se levantó y se sentó a su lado.
-
Gracia por la botella de vino.
-
De nada. Es un gusto. Vienes muy seguido por acá?
-
Si, es mi bar preferido, y hoy quedé con mi amiga. Como me gusta
estar a veces sola, llegué más temprano de lo acordado y ahi fue
cuando te vi llegar. Eran tus padres?
-
Si, asi es. No los veía hace mucho tiempo.
-
Que lindo.
-
Qué los vea después de tiempo? Estuve de viaje, así que no hubo la
oportunidad.
-
En serio? Wow, dónde estuviste?
-
Estuve en una pequeña ciudad llamada Luna de Oro. Es muy bonita.
-
De seguro, a ver si un día me la enseñas.
-
Con gusto.
-
Mi amiga me está esperando. Quizá nos vemos pronto. Aquí está mi
número. Llámame cuando quieras.
-
Un gusto conocerte. Lo haré.
Cuando
la chica se estaba llendo Reno vió el cuerpo escultural que tenía.
Aparte de eso tenía un rostro perfecto. En ese momento pasó por su
cabeza Alua. Aunque Reno no había pensado mucho en ello por
diferentes razones, Alua podría tener aún mejor cuerpo que esta
chica, pero al parecer el carácter de Alua pesaba más que su
físico, ya que Reno no podía pensar en ella de una forma física.
Reencuentro
Reno
estaba saliendo con la chica del restaurante, llamada Rosa. Rosa era
una chica perfecta en todo aspecto. Había crecido en una familia
rica, había visitado las mejores escuelas, era buena en los estudios
y deportes y también era muy talentosa en su trabajo como
organizadora de eventos de todo tipo. Reno sabía que entre ellos la
atracción era sobre todo física, por lo que no le daba mucho
importancia a su relación con ella. La tercera vez que se vieron
Reno intuía que entre Rosa y él podrían pasar muchas cosas, ya que
la atracción entre ellos había aumentado en las dos citas
anteriores. Estaban en un restaurante, cuando Rosa mirándole a los
ojos a Reno le dijo si quería ir él a la casa de ella, que no se
encontraba muy lejos de aquel restaurante. Reno estaba a punto de dar
una respuesta afirmativa, cuando vió al otro lado de la calle el
semblante de una chica que se le hacía muy conocida. Pensó que era
Alua pero eso era improbable ya que ella vivía en Luna de Oro. Sin
embargo Reno tenía una gran duda, y en el fondo de su corazón la
esperanza. Esta chica caminaba como Alua y estaba vestida
simplemente, con unos jeans y un polo algo ancho para ella. Su
apariencia era muy diferente al de Rosa, que traía tacos y un
vestido muy elegante. Una pulsera y un collar de hermoso diseño y de
oro y unos lentes de sol que se podían ver o puestos, sobre la
cabeza o colgando de su vestido. Pero la apariencia de la desconocida
cruzando la calle le hacía recordar a Alua, y con eso Reno sentía
algo cálido en su corazón. Reno se disculpó y fue corriendo tras
la chica. Cruzó la calle y vió entrar a la chica a una tienda de
revistas. Reno entró también a la tienda y la observó por un largo
tiempo.
-
Creó que te equivocaste de ciudad.
-
Ahhhhhhh, qué te pasa!? Y tú que haces aquí!?
-
Qué hago yo aquí? Tú! Qué! Haces! Aquí!? Yo nací y crecí en
esta ciudad. Seguro fuiste expulsada de Luna de Oro por tu
comportamiento tan insoportable.
-
No sé si a ti, pero a mi la gente allí me quiere mucho. Y mi
comportamiento insoportable es una reacción sólo a tu
comportamiento insoportable y pedante que tienes niño de ciudad. Y
por qué me hablas?
-
Uhm, bueno, te vi cruzar la calle y me dió curiosidad saber que
hacías por aquí.
-
Pues visitiando esta ciudad. Pensé que la odiaría pero es muy
interesante.
-
Me parece que sabes a donde ir. Venías muy decidida a esta tienda.
-
Si. Está tienda fue una tienda a la que mi mamá venía muy seguido.
Ella estudio arte en esta ciudad. Bueno, me voy. Suerte.
-
Espero, por qué la prisa?
Alua
se fue rápidamente dejando a Reno en la tienda, pero Reno la siguió
al instante. Conociendo a Alua él prefirió esperar y seguirla algo
de lejos pero cuando Alua tenía pensando tomar un bus Reno fue
corriendo rápidamente tras ella y subió al bus también.
-
Qué te pasa?
-
Porqué te despides de esa manera? Y qué haces aquí?
-
Tengo cosas que hacer que a ti no te importan. No lo tomes
personalmente, pero quiero pasear sola.
-
Ni siquiera quieres ir a tomar algo conmigo? Conversar un rato o algo
así?
-
Porqué habría de hacerlo? Lo siento.
Alua
se bajó del bus y Reno entendió de verdad que su deseo de estar
sola era sincero. Lo peor de todo para Reno fue sentir que él no era
muy importante para ella, quizá nada importante y que para ella él
le era completamente indiferente. Reno viajó en aquel bus por dos
horas, luego se bajó en un paradero cualquiera y se fué a su
departamento. Antes de ir a dormir recordaba la voz, los ojos, los
labios, la forma de moverse, la forma de hablar de Alua. Reno por
segunda vez en su vida sentía amor. No era como la primera vez
cuando se enamoró de aquella chica que nunca lo aceptó, sino esta
vez era muy diferente. Este nuevo sentimiento le daba fuerza, lo
llenaba de ilusiones y sonrisas en el rostro. Reno comprendió que
sentía amor por primera vez y la mujer que amaba era Alua. Estaba a
decidio a encontrarla de nuevo y pelear por ella. Rosa no pasó ni
una vez por su cabeza.
Al
día siguiente Reno no sabía como encontrar nuevamente a Alua.
Decidió viajar a Luna de Oro para encontrar la razón por la cual
Alua estaba viajando. Reno buscó a Aúralo y este se puso muy feliz
de verlo nuevamente. Aúralo le preguntó como andaba todo. Reno le
confesó que se había enamorado de Alua y que necesitaba
encontrarle. Aúralo le respondió:
<>
Reno
estaba feliz de haberse enterado de aquello. También obtuvo una
pista y con eso sabría como encontrar a Alua en una ciudad tan
grande. El nombre del padre de Alua era Loa Amador y el de su madre
era Linda Rapinar. Aunque Reno hubiera querido quedarse más tiempo
allí, quería ya encontrar a Alua y se despidó de Aúralo. Aúralo
le repitió que si tenía problemas su diario le serviría de ayuda,
ya que él mismo ya había pasado por muchas cosas y que quizás sus
vivencias le darían nuevas ideas a Reno. Reno se lo agradeció y
regresó a casa.
Ciertamente
la familia Rapinar era muy conocida en aquella ciudad y en toda la
región. Tenían mucho poder económico y pertenecían a la élite de
la sociedad. Ellos frecuentaban solamente gente de mucho poder
económico, cultural o social. Reno comprendía porque se opusieron a
la relación de Linda con Loa, siendo Loa alguien de una ciudad casi
desconocida, sin ninguna fama en la sociedad y sin poder económico.
Reno se puso a pensar en lo triste que es aquella discriminación
entre seres humanos y que él como su familia lo habían hecho muchas
veces. Esta vez Reno sentía en carne propia algo que nunca había
sentido. La familia Rapinar probablemente despreciaría a la familia
de Reno, pues no estaban a su altura. Si Alua fuera una hija de la
familia Rapinar y Reno estuviera enamorado de ella, entonces él
sentiría aún más ese dolor que significa no poder estar a la
altura de alguien. Pero los padres de Alua le daban esperanza, pues
Loa logró estar con Linda, y Reno quería estar con Alua, aunque
conquistar el corazón de Alua sería probablemente una de las tareas
más difíciles incluso para los multimillonarios. Reno se reprochó
de todas las ideas que pasaban por su cabeza, pues no tenían en
verdad sentido. Prefirió resumir todo a la idea que de él amaba
Alua, y sin importar qué ni quién, el lucharía por ella. Con
aquella información Reno tenía que saber de la vida de Linda
Rapinar, y como no tenía ninguna pista, fue a la casa de la familia
Rapinar. Allí lo recibieron y le preguntaron porqué él quería
saber de ella. Él les contó que Linda murió hace algunos años y
que estaban buscando datos pues sus obras de arte eran muy conocidas
y querían más datos sobre la autora. Sólo el papá de Linda no se
altero ante la noticia, mientras que los demás miembros de la
familia sufrieron mucho ante la noticia de su muerte. La madre le dió
los datos de Linda y Reno se despidió cortésmente. En la puerta de
la casa la mamá de Linda, la abuela de Alua, le preguntó si Linda
había tenido hijos. Reno le contestó que si, una hija.
Reno
sabía ya mucho de la vida de Linda, ahora faltaba encontrar a Alua
en uno de los lugares que Linda frecuentaba cuando ella era
estudiante. Reno pidió a cada persono en cada uno de esos lugares si
llegaba una chica hermosa, preguntando si conocían a Linda Rapinar,
que por favor le avisaran a él urgente. Reno dejó inteligentemente
esta tarea a personas que entenderían su intención. Si era un joven
el que atendía, Reno ofrecía dinero. Si era una anciana de buen
semblante, Reno le explicaba su situación y el amor que sentía por
Alua. Si era una chica distraída la que trabajaba en un lugar, Reno
inventaba una historia extraña que despertara su curiosidad
aumentado la probabilidad que alguien de ellos verdaderamente le
avisara cuando Alua se presentara. El momento llegó. A los tres días
Reno recibió la llamada de una señora que trabajaba en una tienda
de arte. La señora le comentó que vió a una chica hermosa que se
parecía mucho a una clienta suya hace muchos años, y efectivamente
esta chica preguntó por aquella clienta y la señora supo que debía
ser su hija. Esta clienta quedó en el recuerdo de la señora pues
era una de sus clientas más hermosas, carismáticas, amables y
talentosas que hubiera tenido en toda su vida. Es por eso que la
señora y Linda tenían algo como una amistad nacida en la necesidad
de comprar cosas para el arte de Linda. Entablaron una conversación
amena y la chica quería saber todo sobre su madre. La chica lloró
mucho escuchando anécdotas de su mamá, lo que hacía diariamente,
de lo carismática que era y de lo talentosa que era también. Reno
estuvo en 15 minutos en la tiendo pero Alua ya se había ido. La
señora sabía que Reno sufría de amor, y le dijo que le había
comentado a la chica que un joven la estaba buscando. La chica le
había dicho que ella iba todos los días a las 3 de la tarde a la
biblioteca de arte. Que si quería, él la podría encontrar allí.
Reno no podía creer su felicidad, pues al día siguiente estaría
viendo a Alua nuevamente.
Al
día siguiente Reno estaba puntual a las 3 de la tarde en la
biblioteca de arte, pero no tenía idea donde encontrar a Alua.
Empezó a recorrer la biblioteca rincón por rincón, cuarto por
cuarto, pasillo por pasillo con tal de dar con Alua, pero después de
una hora aún no la encontraba. Tuvo que hacer lo mismo otras dos
veces más cuando vió a Alua sentada al lado de una ventana, en un
lugar muy tranquilo y acogedor. En la biblioteca estaba prohibo
hablar en voz alta, así que Reno se acerco tranquilamente a ella y
le dijo en voz baja “hola”. Alua le sonrió, y los dos salieron a
tomar un café en la cafetería de la biblioteca. Después de una
conversación sobre diferentes cosas Alua le preguntó seriamente:
-
Porqué me has estado buscando?
-
He estado pensando mucho en ti y me he enterado que quieres saber más
de tu madre. Me gustaría ayudarte.
-
Gracias, pero puedo hacerlo sola. Esta historia es entre mi madre y
yo no quiero que nadie se entrometa.
-
Lo sé. Sé que esa es tu forma de hacer las cosas, pero porque no me
permites ayudarte. Desde que nos conocimos tenemos una relación rara
y creo que eso puede ser algo bueno.
-
Si es rara parece más algo mala. No sé que quieres de mi. No me
digas que te gusto? O algo así?
-
Si, creo más que eso.
Reno
dijo eso tímidamente. Se sentía avergonzado. Alua lo miró con ojos
comprensivos.
-
Reno, me acuerdo mucho de mi padre y sé muy bien que quiero un día
un hombre parecido a él, con sus características. Tú eres muy
diferente a él, no tienes sus principios ni fortaleza. Agradezco tu
ayuda y me halagas con tus sentimientos, pero yo no siento lo mismo
por ti.
Reno
no sabía como reaccionar a todo esto. Normalmente siempre tenía una
respuesta a toda stuación con una chica, pero cuando hablaba con el
corazón estaba desnudo, no podía actuar y se sentía muy
vulnerable. Después de otra conversación sobre cosas supérfluas,
se despidieron. Reno estuvo muy triste pero no se daría por vencido
tan fácilmente. Sabía que Alua era la mujer que amaba y la mujer
con la que quería estar. Se daba cuenta que era mejor en todo que
cualquier otra mujer. Alua se vestía muy simple, no se arreglaba más
de lo necesario y no era artificialmente femenina, era femenina
simplemente. Reno no sabía que hacer. Se preguntaba cómo la
conquistaría?. Se acordó del diario de Aúralo y empezó a ojearlo.
Aúralo había escrito muchas cosas sabias sobre todo. Reno encontró
una página donde Aúralo hablaba sobre el amor. Reno leyó lo
escrito 4 veces hasta haber estado seguro que ese sería a partir de
aquel día una forma de vivir para él.
<<
Para amar y ser amado es necesario crecer en el amor. El amor crece
poco a poco o rápidamente y va creciendo hasta llegar a la
perfección, perfección que sólo es obtenida por Dios. Una de las
formas más grandes de amar que he vivido fue con las mujeres. Entre
un hombre y una mujer hay una conexión que no puede existir entre
otros seres vivos, pues cuando un hombre y una mujer se aman, el
hombre ama tanto a la mujer, que él desea que ella sea feliz. Y
cuando la mujer ama al hombre, ella desea que él sea feliz. Esta
felicidad y deseo de felicidad para el otro es eterna, y esta
eternidad se expresa de alguna manera en el acto de amar en el cual
se procrean los hijos e hijas, y de esta manera estamos tratando de
plasmar esta felicidad eternamente. Los hijos e hijas son un legado
de dos personas que se aman intensamente. Todo lo dicho anteriormente
es el caso ideal. Para haber llegado a comprender eso he pasado por
muchas cosas. He confundido muchas veces el amor con el deseo. He
confundido muchas veces el amor con la necesidad de llenar el vacío
que había dentro de mí. He confundido el amor con admiración. He
confundido el amor con placer. He confundido el amor con el juego. He
confundio el amor con el bienestar. Hubieron tantas cosas
superficiales en mi vida que no pude encontrar el amor y fue cuando
tuve el momento de cerrar los ojos cuando podía distinguir mejor
entre amor y otras cosas. Fue cuando alejé mis manos de todo cuando
pude distinguir mejor entre amor y otras cosas. Fue cuando detuve mis
pasos y miré al cielo cuando pude distinguir mejor entre amor y
otras cosas. Y supe cuando existía verdadero amor cuando sentía el
deseo de crecer en todo aspecto dentro de mí para poder proteger y
hacer feliz a la otra persona, siendo yo autosuficiente, pues el amor
puede crecer sólo en aquellas almas que saben que ya lo tienen todo.
La escacez es un enemigo del amor. Donde hay sensación de dicha y
plenitud es donde el amor puede crecer sin problemas. Fue cuando supe
que ya lo tenía todo que pude distinguir mejor entre amor y otras
cosas. Por eso mi maestro en los asuntos del amor fue Dios, pues él
me enseño que ya lo tengo todo. Que no tengo que envidiar nada a
nadie. Fue entonces cuando en mí pudo crecer el amor y también
cuando otros que tenían amor en sus almas pudieron reconocer el amor
en mi alma. Conocí el verdadero amor de amigos y últimamente conocí
el verdadero amor de una mujer, que es sin duda el complemento del
hombre, pues con ella siento que nuestro amor tiende a ser
perfecto.>>
Después
de leer el diario de Aúralo, Reno sabía que debía luchar por Alua.
Hizo todo lo posible para ello. Se gano poco a poco su amistad, la
apoyo a seguir los pasos de su madre en la ciudad, la apoyo cuando se
encontró con la familia de su madre y al final hubo una
reconciliación. Finalmente, Reno superó todos sus prejuicios
sociales, económicos y culturales y aceptó a Alua tal como es,
aunque al final Alua siempre fue una de las mujeres mas bellas que
Reno había conocido en su vida y también una mujer millonaria, pues
los padres de Alua fueron grandes pintores y sus cuadros fueron
vendidos internacionalmente a precios muy altos. Alua recibió como
herencia todo lo que les pertenecía a ellos, pero Alua no quería
tocar ni una moneda de aquella herencia porque no lo necesitaba y
además porque ella misma quería primero lograr en su vida algo.
Alua se dedicó al arte y así como su madre estudio Arte en la
universidad en la ciudad de Reno. Luego Alua regresó a Luna de Oro.
Reno hizo muchos méritos y Alua terminó enamorándose de él
perdidamente. Los dos se casaron y se establecieron finalmente en
Luna de Oro. Tuvieron muchos hijos y cada vez que podían enseñaban
a los jóvenes a seguir más el corazón que la cabeza. La cabeza es
muy importante, pero debería siempre estar al servicio del corazón.
Mientras más desarrolles tu capacidad intelectual y más
conocimientos adquieras, de tal manera debe crecer tu corazón para
tener la cabeza bajo control, de esta manera se tendrá un desarrollo
integral.
Melenio
terminó la historia contando que él era Reno. Ahora estaba
establecido en Luna de Oro y era un nuevo hombre. Alua lo cambió
completamente, o mejor dicho el amor, ya que el amor borrá todo lo
malo, nos ayuda a perdonar y nos trae felicidad a la vida.
Autor: Juan Carlos Peñafiel Suárez
Lima, Perú
Lima, Perú
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