La Parábola del Sembrador



La Semana Santa ya terminó y la única experiencia religiosa que tuve fue ver una hora de la película Los Diez Mandamientos con Charlton Heston. El mensaje de paz y libertad para los judíos es hermoso, teoréticamente. Pero prácticamente pienso que esta historia fue sobre el sufrimiento de toda una generación, que tuvieron que andar por el desierto 40 años para llegar a la tierra prometida.

También sobre el sufrimiento de Moisés, un príncipe Egipto que pasó a ser esclavo, luego a un expatriado, luego a libertador de su pueblo, continuando siendo el líder hasta su muerte, sin poder haber llegado a ver la tierra prometida. Si bien por un lado la historia quizá no suene tan bien, por otro lado es un sacrificio para un futuro mejor.

Toda una generación sufriendo, que sin embargo vivía día a día, así sea en medio de dificultades. Ellos discutían y también querían, y tuvieron descendencia. Y esta descendencia sería la que llegaría a vivir en esta tierra prometida. Muchas historias pueden ser ciertas, y muchas historias pueden ser metafóricas. La atracción de la Biblia viene más de lograr poder tocar el corazón humano. Cada historia toca los nervios de la mente, corazón y alma, pues la Biblia habla del Ser Humano, y su naturaleza humana, que nunca fue perfecta, y en su afán de ser perfecta esta especie pasa por muchas travesías.

Algunos seres humanos se dedican a obedecer a un Dios que conocen desde el principio, otros buscan a este Dios en diferentes lugares, y otros tratan de entenderlo mejor día a día. Desde los tiempos en que un hombre mató a su hermano por pura envidia, o que una mujer seduce a su marido a probar algo prohibido, hasta hoy, el año 2018, el ser humano poco a cambiado. La Biblia es por eso, para mí, si no el mejor, uno de los mejores libros que se han escrito. Tiene mucha sabiduría humana, y, quién sabe, podría contener sabiduría divina.

La Biblia es sin duda uno de los libros más misteriosos y maravillosos. Por eso por la Semana Santa ya pasada (los que tuvieron una Semana Satán deberían con más razón leer algo de la Biblia), me parece una buena idea analizar una pequeña parábola que tiene mucho poder y sabiduría. Aquí les dejo la parábola del sembrador tomada de una página del internet (click aquí):
Parábola del sembrador

(Mr. 4.1-9; Lc. 8.4-8)
13 Aquel día salió Jesús de la casa y se sentó junto al mar.
2 Y se le juntó mucha gente; y entrando él en la barca, se sentó, y toda la gente estaba en la playa.
3 Y les habló muchas cosas por parábolas, diciendo: He aquí, el sembrador salió a sembrar.
4 Y mientras sembraba, parte de la semilla cayó junto al camino; y vinieron las aves y la comieron.
5 Parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra;
6 pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó.
7 Y parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron, y la ahogaron.
8 Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno.
9 El que tiene oídos para oír, oiga.
Los discípulos de Jesús no pudieron entender la parábola, y por esa razón Jesús, cuando ya se encontraban a solas, les explico su significado. La semilla vendría a ser la Palabra del Señor, que es compartida con el mundo. Era una parábola de Jesús quizás para dar fuerza a sus discípulos, para que no se desanimen si sus esfuerzos no llegan a ser recompensados rápidamente, pues muchos escucharán, pero solo unos pocos entenderán la Palabra del Señor. Sin embargo, los pocos que logren comprender la Palabra del Señor, darán gracias a ella muchos frutos.

Ya que la Palabra del Señor tiene un significado misterioso, y probablemente difícil de entender o explicar en una hora, si es que alguien pudiera explicarlo en una hora, se puede dar una interpretación más terrenal a la parábola de Jesús. En un par de frases, Jesús dio una lección de matemáticas, de esfuerzo, de fortaleza a todos los que lo escuchaban.

“He aquí, el sembrador salió a sembrar.”


El sembrador, teniendo que trabajar, salió a hacer lo que sabía y tenía que hacer, que era sembrar. Salir a sembrar es el comienzo de la acción. La parábola no dice que el sembrador mandó a su hijo o hija a sembrar, o que mandó a su sirviente a sembrar. El sembrador salió a sembrar, porque tiene un trabajo, tiene una responsabilidad, obligación. Aquí la interpretación que uno mismo le da a esta frase es más importante que la frase en sí. Si tu fueras el sembrador, y sales a sembrar, sales porque tienes que sembrar? Porque quieres sembrar? O porque te gusta sembrar?



“Y mientras sembraba, parte de la semilla cayó junto al camino; y vinieron las aves y la comieron.”


Siempre hay una gran cantidad de semillas que tienen que ser sembradas, y para que la siembra sea exitosa, se necesitan muchas, ya que algunas de ellas podrán adaptarse a la tierra y crecer. Una parte de la semilla cayó junto al camino, y vinieron las aves y la comieron. Literalmente, las aves no son malas, y a ellas les gusta comer semillas. Así que está en su naturaleza comer semillas si las encuentran.

El sembrador hace su trabajo, y si algunas semillas terminan siendo comida de las aves, es algo normal, pues es parte de la naturaleza. Si el sembrador plantara semillita por semillita, con la idea de no regalar ninguna semilla a alguna ave, entonces nunca terminaría su trabajo. Al hacer su trabajo, el sembrador sabe que perderá semillas.



“Parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra; pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó.”


Aquí los esfuerzos del sembrador parecen haber dado fruto rápido. Pero en esta corta frase hay sabiduría. La semilla brotó pronto porque la tierra no tenía profundidad. Ya que la tierra no tiene profundidad, la semilla no obtuvo la fuerza necesaria, no hubieron raíces que le dieran estabilidad para que creciera fuerte. Por eso, debido a que creció superficialmente, se secó por la fuerza de los rayos del sol. Esta frase también se puede aplicar a todo aspecto. Todo lo que se obtiene rápido no podrá probablemente durar mucho tiempo, debido a que no tiene raíces, no hay fuerza que la sustente.

Construir una casa, terminar una carrera universitaria, educar hijos, desarrollar la musculatura, aprender a bailar, entender un libro, cocinar algo delicioso. Todo lo bueno en esta vida toma su tiempo. El sembrador lo sabe, y sabe que las mejores semillas toman su tiempo, y aquellas que brotan pronto probablemente desaparezcan pronto porque no obtuvieron una raíz fuerte. Esto es también parte de la naturaleza. Una fracción de todos los esfuerzos no darán frutos en sí.

“Y parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron, y la ahogaron.”


Algunas semillas no llegaron a caer sobre la tierra, y no brotaron. Tuvieron quizá menos suerte que las semillas que cayeron sobre tierra poco profunda. Estas semillas no tuvieron oportunidad de crecer debido que antes de ellas había ya alguien ocupando su lugar. Los espinos tenían más fuerza que ella, y las ahogaron.

Para entender a otra persona hay que olvidarse de los propios prejuicios, para entender un idioma hay que dejar de pensar en el idioma materno. El sembrador sabe que esto también es parte de la vida. Muchas veces lo nuevo no podrá crecer debido a que lo antiguo está ahí, ocupando espacio, consumiendo la energía, y sin dejar pasar los rayos de luz.

“Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno. El que tiene oídos para oír, oiga.”


El sembrador sabe, a pesar de todas las pérdidas, que solo una parte de las semillas son necesarias para tener grandes ganancias. Aquí también existe una ley de la naturaleza, o el universo. De todo lo que uno hace, de todos los esfuerzos que uno hace, solo una parte de estos esfuerzos llegan a dar frutos.

En los partidos de fútbol se mueve el balón cientos de veces de un lado a otro, para tener al final algunos goles. Una leona tiene que dar muchos intentos antes de lograr cazar algo. Muchos experimentos tienen que ser hechos hasta que se puedan obtener buenos resultados. Hay que discutir mucho en la comunidad para llegar quizá a una solución simple, que probablemente un niño de 12 años la hubiera podido dictar. Un niño tiene que caerse muchas veces y volver a levantarse para poder caminar. Hay que pasar horas sufriendo en la piscina antes de poder nadar bien.

En todos estos esfuerzos llega un momento donde uno entiende mejor el movimiento de los cuerpos, entiende mejor la física, la propia fuerza, entiende mejor a las personas, y empieza a dar sus primeros pasos, para luego correr. El sembrador sabe que hay que intentar mucho para que algunas semillas den fruto, pero cuando estas semillas dan fruto, todo el esfuerzo anterior ha valido la pena, y todas las pérdidas fueron equivalentes a inversiones.

La Parábola del Sembrador es una parábola corta, es un mantra poderoso que podría venir de cualquier otra religión de este planeta. Sin embargo menciono que el Sembrado no sembraba varios tipos de semillas, ni escucha MP3 mientras sembraba ni tampoco tenía su celular a la mano mientras sembraba. El Sembrador respeta su semilla, pues sabe que le dará de comer.

Saludos,

Alghedi

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