Él esperaba la llegada de aquel barco
que llegaría desde la lejanía.
Fueron meses de viaje, fueron meses de espera.
Sólo llegó una noticia. Una gran tormenta.
Un estrépito en el corazón. Un susto en el alma.
El humano no ha nacido para no cerrar historias.
Su alma se diluyó en ese instante. ¿Una tormenta?
- Sí señor - Un gran tormenta. El barco esta perdido.
Y con este, toda su tripulación.
Una vil tormenta le arrebató la poco tranqulidad.
¿Cómo cerrar una historia cuándo no es posible?
¿Cómo despedirse de algo que ya no existe?
Una vil tormenta alargó su espera al infinito.
El corazón simplemente siente, por la eternidad.
Una vil tormenta se llevó aquella tripulación.
Una tripulación como cualquiera. Sino fuera
porque su amada estaba allí.
¿Qué hacer cuando el mar, el viento, la lluvia y el frío
le recuerdan a una tormenta?
A una tormenta que le quitó lo más valioso.
La tripulación se fue. Y quedaron las tormentas.
El mar, el viento, la lluvia y el frío.
Ellas le acompañarán siempre. Son ahora sus amigos.
Pues ellos saben a dónde se fue su amada.
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